La Siesta
Las personas somos de los pocos seres vivos que solo realizan una toma de sueño al día. Si tenéis animales en casa os habréis dado cuenta de que se pasan gran parte del tiempo descansando y durmiendo, y esto se debe a que ellos alternan el sueño y el despertar en varios ciclos a lo largo del día. A esto se le conoce como sueño polifásico.
El patrón ideal para el sueño de las personas es bifásico, lo que quiere decir que es aconsejable dormir durante un largo periodo por las noches, y combinarlo con un sueño más corto durante el día.
A pesar de que el ritmo de vida moderno que llevamos ahora nos hace difícil el reservar un espacio de tiempo para echarnos la siesta y descansar, vamos a notar que el propio cuerpo nos lo pide. Después de comer nos notaremos cansados y sentiremos que nos hace falta un breve descanso, por muy bien que hayamos dormido por la noche. Con una pequeña siesta podremos recuperar el buen rendimiento de nuestro cuerpo y nuestra mente.
¿De dónde Procede la Siesta?
El término siesta proviene de la época romana. Entonces, la gente acostumbraba a dividir las horas del día para realizar diferentes tareas. La sexta parte del día, caracterizada por el calor, era la que se reservaba para guardar silencio, reposar tras haber comido y recuperar fuerzas para lo que restaba de día.
Ya más tarde, la tradición se arraigó gracias a una de las Reglas de San Benito, en las que se especificaba que en la hora sexta, al mediodía que es la hora de más calor, había que guardar reposo y silencio. Ahí tuvo su origen la palabra “sextear” o “guardar la sexta”, que después se convirtió en el popular “sestear” o “guardar la siesta”.
Beneficios de la Siesta
- Tus niveles de alerta serán más altos. Por lo general, cuando acabamos de comer nuestro cuerpo nos pide un respiro, o de lo contrario notaremos que no funciona como lo hacía a primera hora de la jornada. Si nos echamos una siesta, conseguiremos recuperar fuerzas y energía, y retomaremos el trabajo como lo hicimos a primera hora del día. Esto sin duda, afectará a nuestro rendimiento y a los resultados que obtengamos de nuestro trabajo.
- Tendrás una mejor capacidad de aprendizaje y mejorará tu memoria. Una cabezadita corta ya es buena, pero si logras dormir alrededor de una hora tu cerebro llegará a la fase REM y esto a la larga le aportará beneficios a tu cerebro. Serás capaz de concentrarte más y mejorará la retención de la memoria.
- Previene el agotamiento y revierte la sobrecarga de información. Podemos pensar que detener el ritmo de nuestra jornada para echarnos una siesta puede ser una pérdida de tiempo, pero se ha demostrado que si no lo hacemos, nuestra productividad va ir bajando poco a poco. Si conseguimos descansar durante una media hora ese descenso se parará, y si ampliamos la siesta hasta una hora no solo lo parará sino que mejorará nuestro rendimiento. ¡Ni una taza de café cargado conseguiría los mismos efectos!
- Aumenta tus sentidos y tu creatividad. Las siestas largas que llegan hasta la fase REM nos ayudan en la resolución de problemas. Tras la siesta, el hemisferio derecho de nuestro cerebro, que es el lado asociado a la creatividad, se activa y eso causa que nos surjan más ideas y seamos capaces de relacionarlas entre sí de manera más eficiente para la resolución de problemas que se puedan plantear en el trabajo.
- Mejora tu salud. La falta de sueño lleva a un exceso de la hormona cortisol en nuestro cuerpo, también conocida como la hormona del estrés. Este exceso aumentará nuestra intolerancia a la glucosa y la grasa abdominal, debilita nuestro sistema muscular e inmunológico, debilita nuestra memoria y aprendizaje, y disminuye los niveles de la hormona del crecimiento y la testosterona en nuestro cuerpo. Todo ello puede conducirnos a padecer diabetes o enfermedades del corazón, así que acostúmbrate a echar una buena siesta para reducir todos estos efectos y evitar el riesgo de enfermedades.
- Mejora tu estado de ánimo. Si no descansamos lo suficiente y empezamos a sentirnos estresados, esto nos hará estar más irritados, ansiosos, algo deprimidos y sobre todo distraídos. Dormir un poco después de comer podría ayudarte a que eso no pase y mejorar tu estado de ánimo.
La Siesta Perfecta
Para poder descansar bien y obtener los beneficios de una buena siesta, lo primero que deberemos tener en cuenta es hacerlo en un lugar tranquilo con una temperatura agradable, alejarnos de los ruidos, que sea en un sitio cómodo y en el que podamos atenuar un poco las luces.
La mejor hora para hacerla puede ser después de comer más o menos. Nuestro cuerpo en ese momento nos pedirá un respiro, y realizarla entonces nos aportará descanso pero sin afectar a nuestras horas de sueño durante la noche, cosa que ocurriría si la hiciéramos a las 7 de la tarde por ejemplo.
¿Cuánto debe durar una siesta? Pues puede ser desde los 10 minutos hasta alrededor de 1 hora. En función del ritmo de vida que lleves, podrás acogerte a una duración u otra. En cualquier caso, realizar una pequeña siesta siempre te aportará unos beneficios u otros. Cuánto más larga sea, eso nos requerirá un pequeño tiempo después para espabilarnos, pero una vez hecho, nos notaremos mucho más enérgicos.
Y si tú eres de los que no se puede dormir si no es de noche, y por lo tanto la siesta no te funciona, siempre puedes optar por otras formas de descanso y relajación, como puede ser por ejemplo un paseo tranquilo después de comer para liberar tensión y desconectar un poco.
Que tengáis dulces sueños en vuestras siestas…