¿Qué Es y Cómo se Produce el Flato?
Todos hemos experimentado alguna vez el flato, también conocido en algunas regiones de Hispanoamérica como «dolor de caballo» o «vaso». Técnicamente es llamado DAT (Dolor Abdominal Transitorio), y es ese dolor agudo y punzante que surge en ocasiones en la zona abdominal cuando realizamos ejercicio, sobre todo en prácticas deportivas que implican carrera o impacto. En concreto, se sitúa entre el diafragma, el pecho y el abdomen, y suele aparecer en un lado.
La creencia popular lo achaca a gases atrapados en esa zona, de ahí el nombre de «flato». Sin embargo, esta no es su causa. De hecho, no se conoce exactamente cuál es su causa. Hay diferentes teorías que se barajan, y es posible que todas ellas tengan su parte de razón, por lo que el flato podría estar causado por estos diferentes factores:
El roce de los ligamentos que unen el estómago con el diafragma hace que éstos tiren hacia abajo a causa de las oscilaciones de la carrera, produciendo el dolor. Esto explicaría que en deportes que no hacen oscilar tanto el estómago, como por ejemplo el ciclismo, es más raro que aparezca el flato.
Cuando realizamos deporte el flujo sanguíneo se redirige hacia los músculos implicados en el movimiento, por lo que se restringiría la sangre en el diafragma, ocasionando la fatiga y el dolor.
Durante este tipo de ejercicios, a causa de las oscilaciones que se producen, el estómago rozaría con el peritoneo, irritándolo y produciendo el dolor. El peritoneo es una membrana muy sensible que rodea el estómago y las vísceras.
¿Cómo Podemos Evitar que Aparezca el Flato?
Basándose en estas tres teorías, los científicos han concluido que hay varios consejos que podemos seguir para evitar que el flato aparezca, o al menos reducir las posibilidades de que se produzca:
No comer o beber en exceso antes de realizar el ejercicio: Comer y beber en exceso justo antes de realizar el ejercicio hará que sea mucho más probable que aparezca el flato. En cualquiera de las tres teorías que hemos visto, tener el estómago demasiado lleno nos perjudicaría más:
Si el estómago pesa más, los ligamentos que unen el estómago al diafragma tirarán más, produciendo el flato.
Si hacemos funcionar nuestro estómago comiendo o bebiendo, parte del flujo sanguíneo se redirigirá hacia él para hacer la digestión, y esto todavía restringirá más la sangre en el diafragma.
Si sobrecargamos el estómago, el roce con el peritoneo es mayor, por lo que lo irritará más y más rápido.
Así pues, lo ideal no comer nada entre 1 o 2 horas antes de realizar el ejercicio. En el caso de beber, es importante hidratarse cuando hacemos ejercicio. Sin embargo, deberíamos dar pequeños sorbos, no tragos largos, para no sobrecargar demasiado nuestro estómago.
Evitar las bebidas hipertónicas: Las bebidas hipertónicas con altas concentraciones de azúcares están pensadas para recomponer el agua y los nutrientes perdidos durante el ejercicio. Sin embargo, están recomendadas para tomar después de realizar el ejercicio.
Si las tomamos antes, o durante la realización del deporte, aumentarán mucho nuestras probabilidades de sufrir flato, ya que su alto contenido en azúcar hace que el vaciado del estómago sea mucho más lento.
Este mismo principio también se puede aplicar a los zumos y a cualquier otra bebida que sea rica en carbohidratos.
Minimizar las oscilaciones del estómago: En dos de las tres teorías que hemos visto, la oscilación que sufre el estómago durante la carrera es la que ocasiona el problema. Así pues, reducir estas oscilaciones será clave para evitar que el flato aparezca.
Para reducirlas, será importante usar un calzado adecuado que nos permita una buena amortiguación. Además, la técnica también será importante para evitarlo. Por ejemplo, cuesta abajo las oscilaciones se incrementan, por lo que deberíamos procurar bajar el ritmo de la carrera en ese tipo de tramos.
Mantener una buena postura: Se ha observado mediante estudios una mayor susceptibilidad a padecer flato si tenemos una mala postura a la hora de realizar el ejercicio. Inclinarse de manera excesiva aumentará nuestra curva dorsal e incrementará el roce y la tensión entre los órganos, produciendo el flato.
También una excesiva rigidez en la musculatura vertebral aumentará las posibilidades de sufrir flato, ya que acrecentará la tensión interna.
¿Cómo Detener el Flato si Ya Ha Aparecido?
Después de ver por qué se ocasiona el flato y como prevenirlo, ahora veremos qué hacer si ya ha aparecido este molesto dolor abdominal. Para hacer que desaparezca podemos seguir una serie de consejos:
Tensa la musculatura abdominal: Si cuando aparece el flato tensamos los músculos del abdomen, ayudaremos a estabilizar las vísceras y a paliar las oscilaciones que pueden estar provocando el dolor.
Presiona con la mano la zona y flexiona ligeramente el tronco: Normalmente es un gesto que prácticamente nos sale solo, cuando nos da un ataque de flato. Muchas veces da resultado, ya que la presión puede ayudar a destensar los músculos y ligamentos, aligerando así el dolor rápidamente.
Respira profundamente: Mantener una buena respiración es vital para cualquier tipo de ejercicio. Si aparece el flato, será importante realizar respiraciones profundas para aumentar la cantidad de oxígeno en nuestra sangre, y que tanto músculos, como estómago y diafragma puedan tener oxígeno suficiente para que el flato desaparezca.
Espira correctamente: Si consigues controlar la espiración, el diafragma se moverá hacia abajo junto con el resto de órganos y así evitarás esa tensión y roce que produce el dolor. Para controlarla, deberemos coordinar la espiración del aire justo cuando la pierna contraria al lado que nos duele aterriza en el suelo. Por ejemplo: si te duele en el lado derecho, intenta espirar cuando el pie izquierdo impacte en el suelo.
Por otra parte, si controlas la espiración, la inspiración no tendrá que preocuparte, ya que inconscientemente la harás correctamente.
Baja el ritmo: Siempre que aparezca el flato será importante bajar el ritmo del ejercicio que estemos realizando, e incluso caminar si es necesario, hasta que el flato se pase.
Para el ejercicio: En ocasiones no nos quedará más remedio que parar. Si el dolor abdominal es muy fuerte y ves que no se detiene, lo más sensato será parar el ejercicio y tomártelo con calma.
Fortalece los músculos abdominales y de la espalda: Fortalecer estos músculos ayudará a controlar las oscilaciones que sufre el estómago y el resto de órganos cuando corremos. Por ejemplo, realizar abdominales será muy eficaz.
Túmbate boca arriba con las rodillas flexionadas. A continuación, levanta la parte superior del cuerpo, despegando los hombros y la cabeza del suelo. Vuelve a bajar el cuerpo despacio. Repite este movimiento todas las veces que puedas, y ve incrementando las repeticiones a medida que vayas fortaleciendo la musculatura.
¡A correr!
Ahora ya conoces cómo evitar que aparezca el flato, y varias técnicas para hacer que desaparezca en caso de que te asalte en mitad del ejercicio. Tan sólo te queda ponerte las zapatillas y… ¡a correr! Recuerda, lo importante es seguir tu propio ritmo, e ir incrementándolo poco a poco.
¿Y a ti, suele darte flato a menudo? ¿Qué haces para combatirlo? ¡Cuéntanoslo en los comentarios!
