1. Lávate las manos antes de nada
Aunque parezca una obviedad, es básico y esencial que te laves muy bien y te seques las manos antes de tocar la herida y proceder a su cura.
Si es preciso, puedes utilizar guantes de látex para evitar en todo momento tocar al aherida con las manos y evitar una posible infección posterior de la misma.
2. Utiliza gasas estériles
En lugar de recurrir a un trozo de algodón o pañuelos de papel, es mejor que utilices gasas estériles para proceder a lavar y curar la herida.
El motivo es claro: el algodón, puede dejar hilos que se queden pegados a la herida y que provoquen una infección en la misma, mientras que al utilizar una gasa, evitas ese problema.
3. Desinfecta y limpia la herida a fondo
Puedes utilizar suero fisiológico y ponerlo sobre la gasa, poniendo ésta en forma de saco, para limpiar la herida.
Si no tienen suero fisiológico, puedes utilizar agua oxigenada, pero evita utilizar alcohol.
También debes proceder de la misma manera utilizando un antiséptico, tipo povidona yodada, con cuidado de no tocar la punta del dosificador con la gasa, y mucho menos con la herida, ya que se podría infectar y pasar a posteriores heridas.
¿Quieres añadir algo más?
Aunque el cuidado de cada herida dependerá de la forma en que se haya producido, estos tres consejos son básicos y se pueden aplicar a todas. ¿Crees que me he dejado algo importante?