1. No lo sobrecargues con grasas saturadas
Si abusas de grasas saturadas, azúcares y harinas refinadas, estarás forzando su función depurativa, por lo que no podrá obtener la energía necesaria cuando interviene en la metabolización de los hidratos de carbono, lípidos y proteínas, y como consecuencia, te sentirás cansado.
2. Aumenta el consumo de alimentos ricos en vitaminas del grupo B
Las vitaminas del grupo B son muy necesarias para que las enzimas hepáticas realicen sus funciones depurativas correctamente.
La B1 puedes encontrarla en los cereales integrales y en legumbres, la B6 en verduras de hoja verde como las espinacas o las acelgas entre otras, el ácido fólico en los frutos secos, y la vitamina B12 en huevos, carnes poco grasas, pescados y lácteos desnatados.
3. No te olvides de las verduras de hoja verde
Todas las verduras de hoja verde, como las coles, brócoli, coliflor, cerro o escarola, entre otras, son especialmente adecuadas para tener una buena salud hepática, por lo que te conviene incluirlas en tu dieta de forma habitual.
4. Ayúdate con infusiones de plantas
Las plantas que sean coleréticas, es decir, que estimulan la producción de bilis, y colagogas, que son las que facilitan el vaciamiento de la bilis que está contenida en la vesícula biliar, junto con las hepatoprotectoras, son las más indicadas para estimular la función del hígado.
Las plantas más comunes que son buenas para el hígado son el boldo, el diente de león y el cardo mariano, por ejemplo.
¿Quieres añadir algo más?
Hoy te he contado cuatro buenos consejos que puedes poner en práctica fácilmente para proteger tu hígado, pero igual tú quieres añadir algo más que yo pueda haber pasado por alto. ¿Me lo quieres contar?