Toma pocas grasas saturadas
Este tipo de grasas, además de provocar sobrepeso, son las que producen un aumento del colesterol LDL, que es el considerado malo, porque favorece la aparición de enfermedades cardiovasculares.
Ejemplos de alimentos que llevan este tipo de grasas y que deberías evitar o tomar sólo excepcionalmente, son los embutidos, los lácteos enteros, la mantequilla y los aceites de coco y de palma.
Estos últimos suelen utilizarse mucho en muchos alimentos precocinados, por lo que te conviene fijarte bien en las etiquetas.
Las grasas «trans» , que son las que se utilizan en la bollería industrial, también perjudican la salud cardiovascular, por lo que te conviene evitarlas o al menos reducirlas.
Aumenta las grasas insaturadas
Hay grasas, las insaturadas, que reducen el colesterol y, por lo tanto, favorecen tu salud.
Dentro de este grupo nos encontramos con las poliinsaturadas, presentes en pescados y frutos secos, y monoinsaturadas, presentes en el aceite de oliva, por ejemplo.
Eso sí, aunque sean buenas, debes tomarlas con moderación, ya que aportan muchas calorías.
Por ejemplo, no debes tomar más de dos cucharaditas de aceite de oliva al día porque aportan 180 calorías.
Come sobre todo, verduras, hortalizas, frutas, pescado, cereales integrales y legumbres, pero éstas últimas sin embutido.
Cuanto más simple sea la cocción, mejor, y cuidado con los productos light, ya que no significa siempre que sean bajos en calorías, sino que tienen menos que su versión entera.
¿Cuál es tu consejo?
Ahora ya sabes que no todas las grasas son malas, y que no debes eliminarlas por completo de tu dieta aunque si controlas la cantidad que tomas.
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