Las Castañas
¿Quién no ha ido alguna vez por la calle en invierno y ha visto un puesto de castañas asadas? Seguro que habrás caído más de una vez y habrás salido con tus castañas envueltas en una hoja de periódico, que te comerás calentitas mientras paseas por la ciudad.
Las castañas son un fruto seco propio de estación fría. Podemos comprarlos entre los meses de octubre y marzo, aunque cuando mejor sabor alcanzan suele ser en el mes de diciembre, esto en los países que se sitúen por encima del ecuador.
Existen diferentes variedades de castañas, aunque habitualmente la que más se consume es la castaña común o europea. Otras de las variantes son la china, la japonesa y la americana, y sus principales diferencias radican en la cantidad de hidratos de carbono que contienen cada una, y en su sabor que puede ser más o menos dulce.
Beneficios de las Castañas para tu Salud
Las propiedades nutricionales de las castañas nos proporcionan una buena lista de beneficios para nuestra salud. Veamos cuáles son.
Son bajas en calorías. Las castañas tienen una cantidad de grasas bastante inferior a la de otros frutos secos, como pueden ser las nueces por ejemplo. Gracias a sus propiedades y su alto contenido en agua es uno de los frutos que contiene menos calorías, lo cual convierte a las castañas en perfectas como aperitivo para tomar entre horas cuando nuestro cuerpo nos pide picar algo de comer. Nos saciará el hambre y además no contiene casi calorías, lo que hace de ellas un alimento estupendo para incluir en nuestras dietas si queremos perder peso.
Ricas en vitamina C. Las castañas contienen una alta cantidad de vitamina C, un gran y eficaz antioxidante que ayuda a nuestro cuerpo a liberarse de los radicales libres y a limpiar las toxinas. Además de esta función desintoxicadora, nos ayuda a optimizar la función inmune de nuestro cuerpo.
Son buenas para nuestra salud digestiva. Las castañas tienen un alto contenido en fibra, que combinada con su gran porcentaje de agua, nos ayudará a prevenir el estreñimiento y la inflamación relacionada con este. Pero como cualquier alimento, hay que consumirlo con moderación.
Nos proporcionan niveles de energía estables. Las castañas son ricas en hidratos de carbono, tanto que suman casi la mitad de su composición, y estos son en nuestras dietas probablemente la fuente más importante de energía. Además nos ayudan a mantener los niveles de azúcar equilibrados y nos dan la sensación de estar llenos durante más tiempo.
Reducen el riesgo de padecer enfermedades. Las castañas contienen manganeso, un antioxidante potente que absorbe los radicales libres de nuestro sistema y reduce el riesgo de padecer cáncer y enfermedades del corazón, además de ayudarnos también a frenar el proceso de envejecimiento.
Cuidan nuestra salud dental y ósea. Las castañas contienen minerales como el calcio y el fósforo, que son esenciales para nuestra salud dental y ósea.
Nutren el embarazo. Durante el embarazo las propiedades de las castañas van a favorecer la formación del feto. Proporcionan calcio, vitaminas y minerales importantes que fortalecerán los huesos de las mujeres embarazadas, las ayudarán a prevenir infecciones y aliviará las náuseas del primer trimestre.
Son una fuente rica en minerales y vitaminas. Las castañas contienen minerales como el fósforo, el potasio o el magnesio, así como también vitaminas del grupo B.
Ayudan a reducir el colesterol. Las castañas contienen las fibras dietéticas necesarias para ayudarnos a reducir el colesterol en la sangre.
Mejoran nuestra función cerebral. Al contener vitaminas del grupo B, las castañas nos ayudan a mejorar la salud de nuestro cerebro. Además, gracias a su alto nivel de ácidos grasos esenciales, se mejora nuestra salud cardiovascular y ayudan también a un buen desarrollo neurológico en los niños.
Buenas para la hipertensión. Las castañas al contener potasio y apenas tener sodio, son un alimento bueno para prevenir las enfermedades cardíacas y los problemas de riñón.
Libres de gluten. Las castañas no contienen gluten, por lo que son un alimento ideal para las personas que tienen intolerancia a este o son celíacas.
Consejos a la hora de Consumirlas
Como norma general, debemos evitar comer las castañas crudas, puesto que además de dejarnos un mal sabor de boca, este fruto seco tiene un alto contenido en taninos, lo que puede ocasionarnos molestias e irritación intestinal.
En caso de hacerlo, debemos procurar que haya pasado alrededor de una semana o diez días desde que se han recogido hasta que se toman para que la cantidad de taninos que contienen haya disminuido, y que el almidón que contiene se transforme en azúcares que nuestro sistema digiera más fácilmente. Además, cuando las consumamos es importante que retiremos la piel marrón que hay tras la corteza de estas.
Aunque la mejor manera de comerse las castañas probablemente sea cociéndolas o asándolas. Estarán muy buenas y además los hidratos de carbono que contienen se transformarán y harán de ellas un alimento más digerible. Y si os las coméis cuando aún están calientes os beneficiaréis más de sus propiedades.
Y a ti ¿te gustan las castañas? ¡Pruébalas está temporada!