Hipertensión: Síntomas, Causas y Tratamiento

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La hipertensión arterial, conocida comúnmente como tensión alta, es una enfermedad crónica caracterizada porque la sangre se desplaza a través de las arterias a una presión superior a lo que puede considerarse como normal. La hipertensión arterial aumenta la probabilidad de sufrir un accidente cerebrovascular, un ataque cardíaco, insuficiencia cardíaca y enfermedades renales (entre otras).

¿Qué es la hipertensión?

La presión arterial alta, hipertensión arterial, tensión alta o simplemente hipertensión es una enfermedad crónica caracterizada porque la sangre se desplaza a través de las arterias a una presión más alta que lo normal.

Suele considerarse que hay hipertensión cuando el valor de la presión sistólica iguala o supera los 140 mm Hg o la presión diastólica iguala o supera los 90 mm Hg.

La hipertensión arterial aumenta la probabilidad de sufrir un accidente cerebrovascular, un ataque cardíaco, insuficiencia cardíaca, enfermedad renal y la muerte temprana.

El principal problema es que el paciente no suele saber que la padece, por lo que sus efectos pueden aparecer de manera inesperada.

Síntomas de la hipertensión

La mayor parte del tiempo, no hay síntomas. En la mayoría de las personas, la presión arterial alta se detecta cuando van al médico o se la hacen medir en otra parte.

Se trata de una enfermedad que al principio no presenta unos síntomas propios. Entre ellos podemos destacar:

  • dolores de cabeza.
  • zumbido en los oídos.
  • hormigueo o adormecimiento en manos o pies.
  • visión borrosa.
  • vértigos, mareos o náuseas.
  • cansancio.

Causas de la hipertensión

En el 90% de los casos la causa de la hipertensión es desconocida, y entonces se denomina «hipertensión arterial esencial», teniendo un origen hereditario en muchos casos. No puede ser curada pero sí controlada.

Entre el 5 y 10% de los casos existe una causa directamente responsable de la elevación de las cifras tensionales. A esta forma de hipertensión se la denomina «hipertensión arterial secundaria» que no sólo puede en ocasiones ser tratada y desaparecer para siempre sin requerir tratamiento a largo plazo, sino que además, puede ser la alerta para localizar enfermedades aún más graves, de las que la hipertensión es únicamente una manifestación clínica.

Hay muchos factores que pueden afectar la presión arterial, como la cantidad de agua y sal que uno tiene en el organismo, el estado de los riñones, del sistema nervioso o los vasos sanguíneos, o los niveles de diferentes hormonas en el cuerpo.

Entre las causas de esta dolencia están:

  • alimentación inadecuada (excesivo consumo de sal).
  • obesidad.
  • edad (la presión arterial aumenta a medida que vamos envejeciendo, debido a que los vasos sanguíneos se vuelven más rígidos).
  • embarazo.
  • estrés.
  • ansiedad.
  • consumo inmoderado de alcohol o café.
  • padecer diabetes.
  • antecedentes familiares de hipertensión.

Tratamiento de la hipertensión

A continuación te presentamos los mejores remedios caseros para la hipertensión que hemos recopilado.

Nuestros remedios para la hipertensión pretenden ayudarte a estar informado, pero nunca deben sustituir una consulta médica. Es fundamental que consultes a tu médico sobre este o cualquier otro tratamiento natural, así como posibles contraindicaciones o incompatibilidades.

Alimentación / dieta para la hipertensión

Una adecuada alimentación es muy importante, porque puede solucionar los problemas leves de hipertensión así como ayudar en el tratamiento de los casos graves.

Debe complementarse con la realización regular de ejercicio físico.

Es recomendable aumentar el consumo de alimentos ricos en potasio, calcio y magnesio, por lo que las frutas, los vegetales no cocinados, las leguminosas y los lácteos descremados deben formar parte de la dieta del hipertenso. La alimentación ha de centrarse en frutas, verduras, cereales integrales y otros alimentos buenos para el corazón y con bajo contenido de grasa, colesterol y sal.

Además de eliminar el sodio y por lo tanto la sal, todas las comidas deben ser cocinadas con condimentos naturales, que no vengan preparados de antemano o que uno de sus ingredientes sea la sal. Hay que evitar los alimentos preparados o enlatados ya que tienen un alto contenido de sal.

También hay que contemplar el consumo de productos lácteos y leche sin grasa o con bajo contenido de grasa, pescado, pollo y nueces, a la vez que resulta aconsejable comer menos carnes rojas (incluidas las carnes rojas magras), menos dulces y alimentos a los que se les haya añadido azúcar, y menos bebidas azucaradas.

Se trata de una dieta rica en nutrientes, proteínas y fibra, que promueve la salud del corazón, incluso en las personas que no tienen presión arterial alta.