Los 13 Consejos Definitivos para Establecer Límites a tus Hijos

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A bote pronto puede parecer que darle a tu hijo todo lo que quiere es la mejor manera de educarle para que sea feliz. Sin embargo, si cedemos a absolutamente todo lo que nos pidan, estaremos reforzando esa actitud. Esto generará a la larga un comportamiento inaceptable en el niño, que se volverá egoísta e impaciente, y no aceptará un no por respuesta.

Por eso, es importante aprender a establecer límites a los niños desde bien pequeños. ¿Quieres descubrir cómo hacerlo? Continúa leyendo este artículo.

Límites y Reglas: ¿Por Qué Ponerlos?

La educación de un niño puede parecer un mundo, y realmente lo es, pero siguiendo estos sencillos consejos conseguirás encauzar la educación de los más pequeños de la casa.

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1. Dale Órdenes Sencillas y Claras

Los niños necesitan que les orientes sobre lo que está bien y lo que está mal, pero deberás hacerlo con frases cortas, sencillas y claras, para que entiendan completamente qué les estás pidiendo. Sé paciente y hazle comprender qué es lo que quieres.

  • Otro consejo respecto a las órdenes, es que intentes darlas en positivo en lugar de en negativo. Está demostrado que el niño tomará mejor una orden positiva, ya que una orden negativa puede verse como una imposición que desafiar. Por ejemplo, es mejor decirle «Habla bajo» que «No grites».

  • También es importante que aprendas a reformular las órdenes de manera que no seas tú quien directamente las dé. El niño tomará de mejor manera por ejemplo un «ya es hora de dormir», que un «vete a dormir», porque no lo ordenas tú directamente, sino la hora.

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2. Actúa con Firmeza

Debes ser firme en tus decisiones y en tus órdenes. Si el niño ve que cambias de opinión con facilidad con un simple lloriqueo, se acostumbrará a hacerlo, porque sabe que así conseguirá lo que quiere.

También deberás ser firme a la hora de imponer castigos. Si le avisaste de que habría un castigo específico si hacía tal cosa, deberás cumplir con tu palabra si quieres que el niño te tome en serio la próxima vez. Si no hay consecuencias, volverá hacerlo.

3. Ponte de Acuerdo con tu Pareja

Con tus hijos no vale eso de jugar «al poli bueno y al poli malo». Tanto tú como tu pareja debéis estar de acuerdo en las órdenes y en los castigos que le interponéis al niño, porque si no el niño acabará por pedirle todo al que sabe que va a ceder tarde o temprano, y conseguirá siempre lo que quiere, que es lo que estamos queriendo evitar.

Para ello habla con tu pareja cuando el niño no esté delante, y poneos de acuerdo sobre las discrepancias que podáis tener respecto a ciertos temas. Si vuestro hijo ve que ambos estáis de acuerdo, comprenderá que tenéis razón y aceptará lo que le digáis. Sino, no comprenderá por qué le dais órdenes contradictorias.

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4. Explícale el Por Qué

No basta con que le ordenes a tu hijo una cosa. Llegará un momento en que el niño necesite más explicación que un “porque lo digo yo”. Explícale a tu hijo por qué debe hacerte caso, de una manera clara y concisa para que él pueda entenderlo. Explícale qué podría ocurrirle, por qué esa actitud no es adecuada o es peligrosa. Así, no lo tomará como una imposición que desafiar, sino como un consejo que seguir.

5. Aprende a Decirle que No

Decir que «no» no va a traumatizar a ningún niño. Es algo necesario para su educación. Tu hijo debe aprender que no se puede tener todo, ni mucho menos se puede tener justo en el momento en el que él quiera. Si dejamos que haga y tenga todo lo que quiera, cuando él quiera, estaremos dándole a entender que siempre va a ser así, y cuando llegue el momento en que realmente no podamos darle lo que quiere, montará en cólera. Ahí es cuando aparecen las tan temidas «pataletas».

  • No recompenses las pataletas: Por muy pesado que en niño se ponga, y por mucho que quieras parar en seco esa pataleta, sobre todo si es en público, jamás le des lo que quiere para que paren. Si él gana lo volverán a hacer, porque con esa actitud les estás enseñando que gracias a la pataleta conseguirá lo que quiere.

    En lugar de eso, intenta conversar con él y hacerle comprender por qué no puede tener lo que quiere. Si el niño se niega a razonar, lo mejor es ignorar la pataleta hasta que se calme. Finalmente, cuando se calme, elógialo por haber decidido comportarse correctamente, quitándole peso a la rabieta y dándole valor a su buen comportamiento posterior.

  • Establece límites en todo, aunque no sean estrictamente necesarios: Es posible que puedas permitirte comprarle otro juguete, o puede que no pase nada por que tu pequeño se coma otra golosina, pero el niño debe aprender que no siempre va a salir ganando. Si le acostumbramos en esas pequeñas cosas a que no todo puede ser, haremos que el niño aprenda a controlarse poco a poco. Lo ideal es darle una parte de lo que pide, pero no todo.

    Por ejemplo, al salir de compras, puedes decirle al niño que le comprarás un juguete, pero sólo uno. Así tendrá una recompensa y a la vez aprenderá a saber controlarse, a valorar más lo que tiene, y a saber asumir más adelante que no significa no.

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6. Sugiérele Alternativas:

El niño siempre va tomar un no rotundo como algo que desafiar, por lo que debemos evitarlo siempre que podamos. En lugar de eso, intenta encauzar su propuesta de una manera positiva, pero dale una alternativa que te parezca más adecuada.

Por ejemplo, si el niño quiere jugar al balón en casa, lo ideal sería decirle algo como: «Parece divertido, pero jugar en casa puede ser peligroso. ¿Qué te parece si después vamos al parque y jugamos?». Si analizamos esta frase, encontraremos varios detalles importantes:

  • En primer lugar, no le estamos diciendo que sea mala idea, todo lo contrario. Eso animará al niño, ya que no se lo tomará como una afrenta.

  • En segundo, le estamos diciendo el por qué no queremos que lo haga, como ya hemos sugerido anteriormente.

  • Y, finalmente, le sugerimos una alternativa: jugar en el parque después. Por tanto, pese a no conseguir lo que quiere, le damos otra opción, y así no le frustrará tanto.

7. Refuerza en Positivo

Como acabamos de ver en el ejemplo anterior, es importante reforzar la parte positiva de la mala conducta del niño. En ocasiones puede ser complicado sacarle la parte buena, pero siempre habrá algo que destacar: creatividad, buenas intenciones, interés, curiosidad… Si todo lo que le decimos es malo, el niño puede frustrarse y desobedecernos simplemente por llevar la contraria.

En cambio, si intentamos sacar la parte positiva de la conducta, no solo estaremos consiguiendo que nos haga caso, sino que estaremos reforzando esa actitud positiva.Por otra parte, también es importante en este aspecto felicitar al niño cuando haga algo bien o tenga una buena conducta, no sólo cuando te haga caso, sino cuando algo le nazca por sí mismo. Así evitamos que todo sean «nos» y riñas, y conseguiremos que se sienta orgulloso de sí mismo, reforzando así vuestra relación.

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8. Déjale Elegir Ciertas Cosas

De la misma manera que el niño se siente orgulloso si le decimos lo que hace bien, también se sentirá orgulloso si dejamos qué él decida ciertas cosas. Muchas veces los niños desobedecen porque sienten que les estás guiando en todo momento y se agobian. Dejarles elegir ciertas cosas, como qué actividades extraescolares quieren hacer, a dónde ir el fin de semana, o cómo decorar su habitación, será positivo para que se sientan partícipes de las decisiones de la casa, y no se agobien pensando que todo lo hacen mal, o que no confías en ellos.

9. Dale Pequeñas Responsabilidades

También será importante que el niño tenga ciertas responsabilidades, ya desde pequeño, e ir incrementándolas a medida que crece. Responsabilidades como ordenar su habitación, poner y quitar la mesa, limpiar lo que ensucie, arreglar lo que rompa, pasear al perro, etc. le harán comprender que hay cosas en la casa que dependen de él. Si se lo damos todo hecho, luego cuando sea mayor no podremos pretender que cambie su actitud tan fácilmente.

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10. No Pierdas las Formas

Hay momentos en que un niño puede sacar de quicio a cualquiera, y en muchas ocasiones es fácil perder los papeles y gritarle. Sin embargo, si tú no controlas tus emociones será fácil conseguir que él tampoco las controle, y a la larga la casa se convertirá en un gallinero repleto de gritos y discusiones sin sentido. Si ves que estás a punto de perder las formas, aplaza la discusión, relájate y deja el castigo para después.

11. No lo Rechaces a Él, Sino a su Conducta

Es importante hacerle comprender al niño que no es a él a quien rechazas, sino a su comportamiento. Decirle que «es malo» no le hará ningún bien a vuestra relación, y podría conseguir que el niño vuelva a comportarse mal como respuesta a esa ofensa.

12. Distrae al Niño

Parece que los niños son una fuente de energía inagotable. Sin embargo, si les prestamos la suficiente atención, jugamos con ellos y conseguimos que se cansen, su actitud mejorará. Un niño aburrido puede causar estragos en tu vida diaria, porque no parará de maquinar nuevas maneras de entretenerse, ¡y normalmente no serán buenas!

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13. Evita las Tentaciones

Finalmente, tenemos que comprender que los niños son curiosos por naturaleza. Muchas veces, la mejor manera de evitar que un niño haga alguna maldad es no darle la oportunidad de hacerla.

Otras Fuentes que Pueden Ayudarte

Si éste es un tema que te interesa, siempre puedes ampliarlo consultando otras fuentes. Nosotros te recomendamos leer los siguientes libros, que tratan el tema de la educación infantil en profundidad. En español podemos encontrar:

Y también en inglés encontramos títulos interesantes como:

Y por supuesto, si tienes algún consejo que añadir a nuestra lista, ¡no dudes en compartirlo con nosotros!