¿Por qué aparecen los puntos negros en la piel?
Los puntos negros aparecen cuando los poros de la piel se obstruyen con el exceso de sebo, que es la grasa natural de la piel, y las células muertas. Esa grasa se oxida al entrar en contacto con el aire y se torna de color oscuro, apareciendo el color negro en la parte que es visible.
La diferencia entre un punto negro y otro de color más blanco reside en que el el poro esté abierto o cerrado. Si el poro está abierto, el exceso de grasa y de células muertas se oxida al estar en contacto con el aire y se vuelve de color oscuro. Si el poro está cerrado, aparece la cabeza blanca típica de las espinillas porque la grasa no entra en contacto con el aire y no se oxida.
Los puntos negros no aparecen por suciedad, por lo que no es necesario que te dediques a limpiarla o a exfoliarla en exceso dado que puedes dejar tu piel demasiado seca y causar un efecto rebote, haciendo que tu piel produzca más grasa y por tanto, mayor probabilidad de que los poros se queden obstruidos y aparezcan más puntos negros.
Aunque puedes encontrar en el mercado muchos productos para solucionar este problema, hoy te propongo una solución muy casera pero muy efectiva, que te ayudará a limpiar tus poros sin resultar demasiado agresiva para tu piel. Además, no te resultará difícil ponerla en práctica, ya que vas a necesitar elementos que tienes casi seguro en casa, y si no los tienes, los puedes adquirir fácilmente en el supermercado.
¿Cómo puedo eliminar los puntos negros de la piel de forma natural?
Puedes eliminar los puntos negros de la piel y prevenir la aparición de nuevos con tan sólo una clara de huevo y un pañuelo de papel.
Con la clara de huevo se puede hacer una mascarilla muy sencilla pero efectiva, dado que te ayudará a eliminar los puntos negros que tengas, y conseguirá reducir los poros reduciendo así las posibilidades de aparición de nuevos puntos negros.
Además, las claras de huevo son muy ricas en nutrientes para tu piel, y te resecará menos que otras soluciones para acabar con este problema.
¿Qué necesito?
- 1 clara de huevo.
- 1 pañuelo de papel o tissue.
- Un cuenco pequeño.
- 1 toalla de algodón.
- 1 brocha o pincel.
¿Qué tengo que hacer?
Para comenzar, una vez que has separado la clara de la yema del huevo, tienes que ponerla en un cuenco y batirla un poco con la ayuda de un tenedor.
Sobre tu rostro limpio y seco, tienes que aplicar una fina capa de la clara batida con la ayuda del pincel o brocha sobre la piel, evitando el contorno de labios y los ojos.
Ahora, pon un tissue o un pañuelo de papel sobre la piel del rostro, o por las zonas donde tengas los puntos negros, como la nariz, la barbilla o la frente, y presiona ligeramente para que se impregne bien con la clara.
Deja secar durante unos 5 minutos esta capa y vuelve a aplicar una segunda capa por encima del pañuelo de papel, intentando sujetar el pañuelo con los dedos para que no se arrugue y quede lo más estirado posible.
Vuelve a dejar secar durante 5 o 10 minutos y aplica, si lo crees necesario, una tercera capa de clara de huevo.
Deja secar ahora la mascarilla completamente, que será cuando notes que tu piel tira bastante, y a continuación, retira suavemente la mascarilla tirando de las puntas del pañuelo para despegarla poco a poco.
Verás cómo la mascarilla se despega fácilmente de la piel, y si no se rompe, casi de una vez.
Ahora, para eliminar cualquier resto de la mascarilla, tienes que aclarar con agua tibia la piel de tu rostro y secar con una toalla de algodón con pequeños toquecitos, sin restregar la piel.
Puedes aplicar esta mascarilla una vez por semana o cada 15 días, dependiendo de las necesidades de tu piel.
Recuerda dejar secar bien la mascarilla antes de retirarla para que sea más efectiva y anímate a probarla, ¡verás cómo funciona!.