1. Los Primeros Cuidados
Tras dar a luz a tu bebé, tus preocupaciones más inmediatas van a cambiar. Ahora en esa lista de preocupaciones aparecerán asuntos como examinar la apariencia de tu bebé a cada momento, bañarlo adecuadamente, cambiarle los pañales, decidirte por darle el pecho o el biberón y cómo hacerlo, buscar métodos para dormirlo o averiguar cómo combatir los lloros, entre otras muchas cosas.
Tú bebé es la prioridad y deberás informarte de cómo realizar todas estas tareas de la mejor manera posible. Pero ten en cuenta que tú también deberás cuidarte. Vas a ser tú quién lo proteja, así que tienes que cuidarte para mantenerte fuerte y sana, y poder darle lo mejor de ti a tu pequeño.
Dedica las primeras semanas a estar en casa con el nuevo miembro de la familia. Acostúmbrate a él, cuídalo y mímalo, y también hazlo contigo misma. Muchas veces ocurre que todo el mundo quiere ver al pequeño y no reparan en que tanto la madre como el niño tienen que tener su tiempo de descanso. Puedes tener visitas para presentarlo a la familia y los amigos, pero asegúrate de tener tu tiempo para descansar y hazlo. Aprovecha cuando el niño duerme para echarte una cabezada tú también. Y dedica a la semana un rato para salir y despejarte. Seguro que en casa el papá y la abuela del niño estarán encantados de relevarte mientras tú desconectas un poco.
Otra de los consejos que deberás seguir es el de mantenerte hidratada. Es importante y sobre todo si eres de las que han decidido darle el pecho al bebé, ya que te ayudará a que mantengas la producción de leche.
Aliméntate bien. Cuidar de tu hijo va a ser ahora tu misión en la vida, y más aún durante las primeras semanas, pero no debes olvidarte de alimentarte bien. Por más que te sientas cansada y no tengas hambre, tu cuerpo necesita energía para poder hacerle frente a toda la actividad que llevas a cabo durante el día, así que asegúrate de comer sano y de forma frecuente todos los días.
Aprende a relajarte. Abraza a tu bebé, respira profundamente, o disfruta de un masaje, pero deja de lado el estrés y el agobio. Nadie nace enseñado, así que haz las cosas lo mejor que puedas y la práctica y la experiencia harán el resto.
2. Refuerzos en Casa
Acepta la ayuda. En casa el padre del niño, su abuela, su tío o un amigo de la familia pueden querer echarte una mano. Siempre y que te fíes de esa persona, acepta la ayuda. Cuidarán a tu bebé como si fuera suyo y tú podrás emplear ese tiempo en ti. Descansa, despéjate, queda con tus amigos… hay muchas cosas que puedes hacer. Dejar que cuiden del niño y descansar tú un poco no es malo, te vendrá bien y luego probablemente estés más animada.
3. Seguridad en la Casa
No somos conscientes de los peligros a los que nos enfrentamos cada día hasta que tienes un hijo. Entonces se te activa un sentido extra que es el de la detección de peligros para el pequeño. Y no solo nos referimos a los peligros que pueda haber en la calle, sino los que hay en tu propia casa.
Procura adaptar la casa para que existan los menores riesgos posibles. Aunque al principio el niño no irá por ahí correteando, es importante que vayas pensando en tapar los enchufes, poner algo en las esquinas de los muebles para que no se hagan daño, esconder piezas de decoración que puedan ser peligrosas, etc.
Y ocurre lo mismo con los juguetes. Procura que se adecuen a su edad y vigila que no contengan piezas pequeñas que el niño pueda ingerir y con las que pueda atragantarse.
También a la hora de transportarlo, ten en cuenta de comprar un carrito que sea seguro, y cuando vayas en el coche sigue las recomendaciones de los expertos para llevar a tu hijo en él.
4. La Apariencia. Volver a Recuperar el Tipo
Vivimos en la cultura de lo visual, de la apariencia, y eso desencadena en que cuando des a luz enseguida querrás volver a recuperar tu figura y a lucir como lo hacías antes. Tómatelo con calma, porque llevará su tiempo.
Al no ser que saques tiempo para tener un entrenamiento personalizado que realizar todos los días sin falta, cosa poco probable si acabas de tener un bebé, recuperar tu figura puede costar varios meses, llegando incluso al año. Nuestro cuerpo tiene que ir volviendo poco a poco a su estado natural, y seguramente notarás que se han producido cambios en él.
Trata de hacer algo de ejercicio si puedes, y hazlo pensando no solo en que su propósito es el de perder peso, sino que también te va aliviar el estrés y te sentirás mejor contigo misma.
Aprovecha también y sal a pasear con tu pequeño. Mientras él duerme en su carrito tú te estarás moviendo y despejando.
5. De Vuelta Al Trabajo (O No)
Para muchas mujeres volver al trabajo después de tener un bebé y reposar el tiempo necesario es una obviedad. Les gusta su trabajo y/o necesitan el dinero para hacer frente a los gastos del nuevo miembro de la familia. Cuando sea el momento, les costará dejar a su pequeño. Tendrán que buscar una solución para compatibilizar ser madre con ser trabajadora, y a veces se sentirán culpables por no pasar más tiempos con sus hijos.
Otras en cambio, puede que estén ante la situación de poder escoger dejar el trabajo y quedarse en casa con su pequeño. Estará más tiempo con él, pero probablemente se aleje de los círculos de amistad que tenía en el trabajo, y puede que se agobio un poco de estar en casa tantas horas.
Son dos casos distintos, y hay que saber cómo afrontarlos. Tienes que pensar que como tú hay muchas otras mujeres que están en la misma situación. Además, no es una decisión radical. Sea cual sea el camino que escojas inicialmente, puedes cambiarlo con el tiempo. Incluso puedes plantearte trabajos más flexibles o a media jornada que te permitan compaginar ambas cosas. Se trata al fin y al cabo de buscar la solución que más se adapta a nuestro caso.
6. La Madre Perfecta. Competición Entre Madres
A veces ayuda compartir experiencias con gente que está pasando por la misma situación que tú. Puedes salir a dar un paseo y encontrarte con otras madres en el parque mientras descansas. Habla con ellas y compartid anécdotas, puede que resulte interesante y además hagas nuevas amistades.
Pero cuidado, porque a veces más que ser de ayuda te puedes ver enfrascada en una competición de a ver quién es la mejor madre del grupo. Trata de no compararte con nadie, cada una es de una forma y llevará las cosas a su manera, que no serán ni mejor ni peor, simplemente diferentes. Cada familia tiene su propio estilo.
Y tampoco te obsesiones con hacer las cosas perfectas. Tu bebé llorará, pero eso no significa que seas mala madre. Aprende a saber llevar las cosas y a darles la importancia en su justa medida.
Así que sí, no va a ser fácil esta nueva etapa, pero seguro que si sabes llevarla te darás cuenta de a qué pesar del desafío que supone, traer a un niño al mundo es algo maravilloso.